sábado, 15 de enero de 2011

Cortina de humo: ¡pido esquina!

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Recién se entregaron los premios de Ciencia y Tecnología. Alguno de los científicos laureados debería estudiar lo que aparentemente es una muestra de una ley natural desconocida: después de un suceso non grato y altamente perjudicial para el grupo político en el poder, sin falla, invariablemente y con regularidad inmutable, surge un asunto trivial pero de alto impacto mediático que desplaza a ese asunto político del centro de la atención pública.

Feminicidios en Chihuahua y el estado de México, la campaña ¡BASTA DE SANGRE!... y aparece Kalimba en el micro-noticiero entre comerciales convertido en talkshow de Loret de Mola, o la beatificación de Juan Pablo II, próximo santo patrono de la Legión de Cristo y antiguo defensor terrenal de Marcial Maciel, o el debate sobre la presentación del "Chepo".

Una violación es un hecho grave, deleznable, que como cualquier otro acto de violencia contra la mujer, tenga o no un componente de carácter sexual, debe ser perseguido y castigado con severidad por las autoridades competentes, y condenado con firmeza por toda la sociedad, incluidos los medios de comunicación masivos. Como apunta Emilio Álvarez Icaza, debe dolerle a todo México.

Pero matan en Chihuahua, frente a un recinto gubernamental, a una madre que reclama la liberación inconcebible y absurda del asesino confeso de su hija, y los intrépidos y destacados periodistas televisivos no buscan ni presentan ni una entrevista, ni un solo cuestionamiento mordaz hacia la maquinaria judicial que liberó a ese delincuente y consintio, con su desidia -y quizá hasta por conveniencia- la inmolación de Mariana Escobedo. Eso sí: el video de su muerte se transmite una y otra vez, tras ser anunciado a nivel nacional entre comerciales durante la novela estelar: ¡Extra, la extra, esta noche en el noticiero...! La muerte vende. La crítica se lleva los patrocinios a otra parte.

En Ciudad Juárez, donde miles de mujeres han sido y continúan siendo violadas y asesinadas, los crímenes ni siquiera se investigan. Así ha sido durante muchos años. "¡Ni una muerta más!" grita Susana Chávez. La asesinan tres menores de edad drogados, no por ser una "activista", sino porque también "estaba drogándose con ellos", explica ridículamente con un tono despectivo hasta el insulto el fiscal chihuahuense. Nadie lo ataja, nadie lo desmiente. La lucidez se pierde, la agudeza se relaja. Ningún agerrido... perdón, lu-cha-dor periodista, se torna perspicaz y pregunta lo obvio: "Si no han podido resolver miles de crímenes en tantos años, y si la inteligencia policial mexicana con todo y la ayuda del FBI y la patrulla canina tarda un mes en encontrar a Paulette en el primer lugar que debieron haberla buscado -su propia cama-, ¿no le parece este asesinato extrañamente inmerso en una orgía de evidencias? ¿No le parece fabricado? ¿No pudo alguien incomodado por su "activismo" haber inculpado o contratado a esos adolescentes para cometer el asesinato? ¿Por qué descarta a priori esa línea de investigación?. Tal vez, en otro país, en otras televisoras.

Los medios dóciles se suman al clamor de las personas bien nacidas con una mención fugaz y bastante tibia que pretende venderse como enérgica condena: nosotros sí dijimos... por supuesto que nos sumamos... claro que repudiamos el hecho... Pasan por la iglesia y se persignan: ya fueron a misa. La entrevista a Kalimba dura 30 largos, carísimos minutos.

¿Se puede creer que perro coma perro? O más claramente, ¿se puede creer que una estrella de Televisa coma a otra estrella de Televisa en el mismísimo canal de las estrellas? Ni soñando... a menos que le convenga a la empresa: entonces hasta se le ordena a Anahí, con su millón y pico de seguidores en twitter, que se suba al ring como referee.

El jóven periodista (démosle el beneficio de la certeza) se convierte en un excelente animador: ¡que pase el violadooor!, y el joven cantante (démosle el mismo trato) se comporta magistral y, exhibiendo la localización de cada garlito, sale boxeando de contra las cuerdas, convertido en un talento potencial para la política-ficción (es decir, la política) mexicana. ¿Un buen guión? Probablemente. ¿Un buen talkshow? Sin duda. ¿Un buen distractor? ¡Excelente, inmejorable!

¿Y la guerra contra el narco? ¿Y el ¡ya basta de sangre!? Bien gracias: Es "imposible no estar de acuerdo" -de pasadita-... "pero los culpables son los 'hiijos de puta' narcotraficantes" ¿eh?.

 ¿Por qué desmentir a Felipe Calderón no es una noticia tan buena como la de Kalimba? Que Loret de Mola preguntara a Calderón, después de mostrarle el video del 12 de septiembre de 2008 transmitido por su propia televisora, "Última oportunidad, Felipe: ¿dijiste guerra o no?", ¿no tendría un rating inmensamente superior al del talkshow con Kalimba?

Hay una verdad evidente: a Felipe le dolió el gancho de ¡BASTA DE SANGRE!

Su esquina echa humo, mucho, mientras recupera el aire... ¡Que pase el Chicharitooooo!


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PD: ¿Y la investigación esa? Dicen los científicos que mejor usen la navaja de Occam aquella...

viernes, 14 de enero de 2011

Nos toca pagar


Escribe Jorge Saldaña en su twitter: "Me pregunto si Xalapa podrá volver a ser lo mismo..." Y remite al notipoema, escrito en su estilo deliciosa y "lamentablemente inconfundible":



La ciudad de las flores se marchita,
Tranquila y dulce entre neblina incierta,
Con el rayo de sol que se despierta,
Entre árboles solemnes que platican.

Se interrumpe el silencio y por la puerta
Entra una ráfaga de viento frío,
Se acaba la provincia y con su hastío
Las gardenias del prado hoy están yertas.

Era Xalapa casi un vecindario
De silencios, jardines y neblinas,
Ya se acaba el tranquilo abecedario,
Las palomas se van del campanario,
La ciudad permanece, adentro hay ruínas,
Se inicia ya el camino del calvario.


Hace 15 años llegue a estudiar a Xalapa y me enamoré a primera vista: en ninguna pared había grafitis, y en mayo, aunque faltaran las nubes, no hacía calor.

Leía a Díaz Mirón frente a su propia casa, estudiaba recostado en los pastos de las lomas que están detrás del estadio, y descansaba el alma caminando por el Paseo de los Lagos cuando el agua se convertía en bruma. Subía por Bravo para ir al Parque Juárez, y al ver el paisaje desde su mirador, sabía que había encontrado mi casa.

En Xalapa nació el primer miembro de la nueva generación de mi familia y murió el más viejo, para otorgarle a su descendencia el acta moral de residencia que paga el llanto: "uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra". Bajo sus estrellas tomé las decisiones más importantes de mi vida, que a la postre me llevaron a otras tierras, a probar otros besos, y me fui retiscente, pero contento de entender por qué también escribió García Márquez que "viajar es regresar".

Hoy, en su añoranza, me envía dos tristezas: la familia nacida y crecida allí con la que emparentó la mía, paga su cuota de lágrimas al haber recibido tras toda una vida su propia acta de residencia, al tiempo que  Xalapa despierta recibiendo la suya. Ahora pertenece a los tristes campos que antes, hasta ayer, llamábamos "allá".

El río de sangre nos ha alcanzado. En la televisión hablan de casa, le llaman por su nombre, y se vuelve visible dentro de esta otra niebla que huele a humo de año nuevo.

Tiene razón: Xalapa ya no es la misma. 

¡Venga, don Jorge! Nos toca pagar...

martes, 11 de enero de 2011

Ciro Gómez-Leyva y el baño de sangre en curso


Ciro Gómez-Leyva (CGL) se ha instalado en el papel del promotor mediático de la estratagema de polarización masiva que desde el 2006 ha venido dañando al país, al encerrar el análisis social de los temas de interés público en la jaula irracional de las pasiones políticas.

El 10 de enero exclamaba en su columna de Milenio "¡No, por Dios!", ante las 57 ejecuciones acontecidas dos días antes, y escandalizado porque su carácter cruel y sangriento ya no representaba una noticia relevante para nadie. "Ya no". Y tras describir varios ejemplos de la ubicuidad de la violencia en todo el territorio nacional, se preguntaba "¿En dónde estamos, hacia dónde vamos? ¿Cuándo se sentirán los efectos de los operativos? ¿Cuándo habrá una policía que actúe a tiempo?", para concluir atinadamente que "dígase lo que se diga, mídase lo que se mida, es inaceptable que, ante la incapacidad del Estado, 110 millones de personas tengan que seguir encomendándose a Dios." Sin embargo, al día siguiente se contradecía en repetidas ocasiones a lo largo de su crítica  "La Jornada y el baño de sangre en curso" a la editorial "Alto a la violencia", que dicho diario había presentado el mismo día 10 con motivo de la campaña "¡Basta de sangre!" promovida por Eduardo del Río, Rius.

 Aunque todas y cada una de las citas al texto de La Jornada que CGL presenta en su escrito concuerdan íntimamente "con el espíritu" de su propio editorial -tal y como el propio Gómez-Leyva reconoce-, explota de inmediato ante la afirmación de La Jornada de que lo prioritario es conseguir el imperio de la paz en el país antes que el desmembramiento de las bandas delictivas, pretendiendo generar la impresión de que la exigencia del alto a la violencia reviste una claudicación al poder criminal, al sacar de contexto esta afirmación evitando citar las líneas que la preceden: "La defensa de la legalidad carece de sentido si no se empieza por garantizar el respeto a la más básica de las garantías consagradas en la Constitución: el derecho a la vida. Lo procedente, en consecuencia, no es priorizar el desmantelamiento de los grupos delictivos, sino la pacificación del país." 

Claramente, aunque la editorial de La Jornada apunta a la urgente necesidad de terminar con el empeño absurdo, con el contrasentido de sostener una guerra que como remedio a los males de la delincuencia está a todas luces resultando más perjudicial y peligrosa que la propia enfermedad, CGL prefiere hacerse el corto de entendederas preguntando marrulleramente "¿Qué significa “pacificación del país”? ¿Cómo se alcanzaría en un lapso en que, según esto, el gobierno federal está ya incapacitado?", para tergiversar el sentido del texto de La Jornada, que al respecto puntualiza que "La actual administración ya no está en condiciones, en los dos años que le restan, de conseguir algo semejante a logros reales en materia de imposición del estado de derecho, como no sean (naturalmente, NdelA) acciones puramente mediáticas." Y acudiendo a la pervertida táctica JFK(afkiana)loide de delegar a la sociedad las tareas propias del gobierno mediante un sentimentalismo barato cultivado a través de los medios masivos de comunicación (y cuya máxima expresión se alcanzó con la Iniciativa México de las televisoras), tras coincidir con La Jornada en que por el deplorable estado en el que actualmente se encuentra, la sociedad está obligada a "dirigirse a las autoridades para que éstas rectifiquen y empiecen a adoptar acciones concretas para poner un alto al baño de sangre en curso", se sale por la tangente oficial preguntando nuevamente "¿qué sociedad, con qué representatividad, a través de qué mecanismos? ¿Rectificación del diseño, de la táctica? ¿Qué acciones concretas?" para acabar sentenciando "que un texto tan ambiguo sólo aviva la tentación, al parecer muy seductora entre los priistas, de entregar a los criminales su parte de la plaza con la esperanza de que cumplan su palabra."

Esta última frase desencierra por sí misma al gato: ni a CGL, ni a Felipe Calderón, ni a Milenio, les importa un comino el baño de sangre con que la fallida estrategia contra la delincuencia ha obsequiado a la sociedad civil. Lo único que les importa ahora que el PAN ha perdido hasta la capacidad política de fabricar un candidato a la presidencia, es mantener la endeble apariencia de determinación y fuerza con que Calderón se ha disfrazado desde el inicio de su -dizque- mandato, en el afán de sostener un gobierno que debido a la falta de la certeza matemática de su triunfo, pero sobre todo a su forzada imposición legal en el cargo por parte del TEPJF, nació sin miembros: ni superiores, ni inferiores... y mucho menos mediales.